domingo, 19 de julio de 2015

PHILIP GLASS



PHILIP GLASS


Cuando se aborda el tema de la música, los puristas, normalmente delimitan dos géneros, la música académica o docta  y la  no docta o popular, aunque la distinción entre ambos no es fácil y la verdad es que la división es más bien confines de clasificación y estudio, pero la música es una.

El público de la música académica o docta en general se ha inclinado en general por los períodos que abarcan del barroco al romántico, por ser más accesibles y "agradables" a la audición. Sin embargo, con la llegada del siglo XX, la música, al igual que otras manifestaciones artísticas, sufrieron grandes transformaciones para responder a las nuevas exigencias de una sociedad que cambia radicalmente, creando entonces diferentes públicos como formas musicales.

La música docta o académica (por llamarlo de alguna manera), sufre un cisma, en un intento por renovar el género, se transforma en lo que se denominó vanguardista, haciendo un quiebre con la tradición, en sintonía con el modernismo que se vivía en lo cultural, con los cambios sociales y los primeros avances tecnológicos; que en su primera década desarrolló el dodecafonismo (los doce tonos son tomados como equivalentes y sin jerarquía) con compositores tales como Arnold Schönberg y Antón Webern. La música se enriquece pero también se complica; la voz humana y los instrumentos se emplean de otra forma, con técnicas nuevas como consecuencia de la evolución tecnológica, entre otras cosas. La música busca abrirse nuevos caminos a través de una transformación de todos sus elementos (melodía, armonía, timbre, texturas, ritmos, instrumentos, etc.

Tal y como señalamos al inicio en uno de los primeros artículos desarrollados en este Blog: “La música no se desarrolla en un coto cerrado o en un espacio interplanetario; como las demás artes, evoluciona en una relación estrecha y constante con la vida económica, política y religiosa; es siempre la música de un medio ambiente, de una época; su historia forma parte de la historia general de la humanidad. Sin embargo, tal como ocurre con las artes plásticas, la poesía y todas las formas de actividad cultural – ya se trate de ciencia, instituciones políticas, jurídicas u otras -, la música, aún estando condicionada por lo que la rodea, posee una cierta autonomía; no obstante si  bien “refleja” y “expresa” este mundo al cual pertenece no por ello deja de obedecer a una lógica propia, inmanente. En otros términos, su desarrollo en cada una de sus etapas depende de factores externos (de orden social, intelectual o psicológico) e internos específicamente musicales. La libertad del músico está limitada, pues, por su situación histórica, y sus iniciativas se despliegan bajo la presión siempre variable de fuerzas múltiples que se conjugan o se oponen. Además, no puede olvidarse la importancia del azar, de las contingencias..” Boris de Schloezer: Problemas de la música moderna.

Se producirán cambios tan radicales que la música contemporánea a medida que avanza el siglo XX, que de este punto en adelante no es tan accesible como la de épocas anteriores, por su aire abstracto y más intelectual, convirtiéndose en una música minoritaria, pero a pesar de todo, su huella se puede reconocer en gran parte de la música de hoy en día, incluso en las músicas más comerciales..

En Italia, Francesco Balilla Pratella (1880-1955) y Luigi Russolo, fueron representantes de la música futurista, siendo sus características, la libertad de ritmo y la atonalidad.

La música moderna, es una consecuencia de la crisis y el rompimiento de los valores tradicionales en las artes, tendencia global caracterizada por la fe en el progreso y la ciencia; la idea es básicamente romper los moldes antiguos y comenzar algo nuevo. Un gran compositor del siglo pasado fue el ruso Igor Stravinsky (1882-1971) considerado como el reinventor del género clásico. A partir de 1950 utilizó la técnica del dodecafonismo, otro de los grandes pioneros de la música moderna fue el compositor estadounidense de música clásica, y Charles Ives (1874-1954) que incorporó la música folklórica estadounidense, dándoles a sus composiciones un estilo personal

En el contexto de la música clásica europea, la música contemporánea es la que se ha creado a partir de la retirada del modernismo musical a mediados de los años setenta, aunque en la actualidad existe un núcleo de compositores, intérpretes y aficionados extremadamente activos que continúan llevando las ideas y formas del modernismo. Si bien grandes escuelas de composición moderna, como la del serialismo, no son ya el centro de la discusión teórica, el período contemporáneo está iniciando el proceso de ordenación del conjunto de elementos del modernismo en busca de obras suficientemente valiosas para ser incluidas en los repertorios. En ocasiones se suele incluir de forma más amplia a todas las formas académicas de la música postonal dentro de este concepto de modernidad. Es materia de un arduo debate si el término se debería aplicar a música de cualquier estilo, o si se le aplica exclusivamente a los compositores de música de vanguardia.

El modernismo también se encuentra en la superficie o en obras de un gran número de compositores, ya que la atonalidad ha perdido mucha de su habilidad para aterrorizar a los auditorios, y puesto que hasta la música de películas utiliza secciones de música claramente enraizadas en el lenguaje de la música modernista.

El posmodernismo se constituye igualmente en una influencia fuerte en la música contemporánea. Un crítico señaló que una manera fácil de encontrar es buscar la palabra «nuevo» o los prefijos neo- o pos- en el nombre de algún movimiento. Sin embargo, en una era de los medios, de las presentaciones sistemáticas, y las relaciones de poder siguen siendo la realidad dominante para la mayoría de las personas nacidas en las principales naciones industrializadas, el posmodernismo parece mantenerse como el modo más común de la expresión artística.

El poliestilismo (también llamado "eclecticismo") es el uso de múltiples estilos o técnicas musicales, y es considerado una característica posmoderna que comienza a finales del siglo XX y se acentúa en el siglo XXI. Es importante distinguir entre la actitud ecléctica, que es la de quien recolecta material de diferentes fuentes de modo pasivo y la actitud poliestilista, que es la de quien fusiona las fuentes de modo coherente, deliberado y propio. El compositor poliestilista no emplea necesariamente su canon de estilo y técnica en un solo trabajo sino que en el conjunto su obra se advierte diferentes "estilos". Esta corriente, pese a haber sido anticipada en una temprana tendencia que unificaba elementos de folklor o de jazz en trabajos clásicos, se desarrolla realmente desde finales del siglo XX, y mientras más y más estilos entran en juego en el nuevo siglo, el movimiento se hace cada vez más importante y diverso. Los compositores poliestilistas han usualmente comenzado su carrera en una corriente para moverse a otra a la vez que guardando elementos importantes de la anterior.

Compositores poliestilísticos son, por ejemplo, Frank Zappa y John Zorn dentro de los que nos resultan familiares en el marco general de este blog.

Cuando Marcel Duchamp instaló un urinario en un museo de arte, produjo el golpe más visible del arte conceptual. Una obra conceptual es un acto cuya importancia musical se obtiene del marco más que del contenido de la obra. La música conceptual encontró a su mejor representante en John Cage. Un ejemplo puede ser la obra 4’ 33” (John Cage, 1952) que consiste solo de silencios, la cual presentó el famoso pianista David Tudor que se sentó al piano sin tocarlo realmente en ningún momento durante los 4 minutos y 33 segundos.

La generación minimalista todavía cumple un papel importante en la nueva composición. Philip Glass ha continuado expandiendo su ciclo sinfónico, mientras que On the Transmigration of Souls, de John Adams (una obra coral en conmemoración de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001) ganó un Premio Pulitzer. Steve Reich ha explorado la ópera electrónica y Terry Riley ha continuado activo escribiendo música instrumental. Pero más allá de mismos minimalistas, los tropos de la armonía triádica no funcional son ahora un lugar común, incluso en compositores que no son reconocidos como minimalistas propiamente dichos.

Muchos compositores están expandiendo los recursos de la música minimalista al incluir ritmos e instrumentos propios del rock y la música étnica (world music), serialismo, y muchas otras técnicas.

Kyle Gann considera los Time Curve Preludes de William Duckworth como la primera pieza «posminimalista», y considera a John Adams como un compositor «posminimalista» y no minimalista. Gann define el «posminimalismo» como la búsqueda de una mayor complejidad armónica y rítmica por compositores tales como Mikel Rouse y Glenn Branca. El posminimalismo es también un movimiento artístico en pintura y escultura que empezó a finales de los años sesenta.

La música electrónica, surgida en los años cincuenta, con el uso de las grabaciones como objeto sonoro o con el uso de osciladores electrónicos a la manera de Stockhaussenn. No confundir con la "música pop electrónica" de los años ochenta, ni con la creada por un ordenador o secuenciador al necesitarse una velocidad y exactitud imposible para un intérprete humano. La electrónica es ahora parte de la corriente principal de creación musical. La interpretación de obras ahora a menudo utiliza sintetizadores midi para acompañar o reemplazar algunos músicos o instrumentos. Los procesos de loopeo, toma de muestras (sámpling) y el empleo (rara vez) de baterías electrónicas también está incluido. Sin embargo, la antigua idea de la música electrónica —como una búsqueda de sonido puro y una interacción con el equipo en sí— continúa encontrando un lugar en la composición, desde piezas comercialmente exitosas hasta obras dirigidas a oyentes selectos.

El resurgimiento del vocabulario de la nueva tonalidad que floreció en los primeros años del siglo XX continúa en el período contemporáneo, aunque no se le considera chocante o controvertido como tal, definiéndose como neorromanticismo. En la parte final del siglo XX y comienzos del XXI, encontramos un nuevo resurgimiento del neorromanticismo en Europa.

La música espectral, en un sentido restrictivo, se basa principalmente en el descubrimiento de la naturaleza del timbre musical y en la descomposición espectral del sonido musical, en el origen de la percepción del timbre. El espectralismo se originó en Francia en los años setenta alrededor de un grupo de compositores agrupados en torno al Ensemble l'Itinéraire.

Actualmente compositores como Julian Anderson y Ana-Maria Avram, permanecen desarrollando ideas espectrales. El compositor de jazz Steve Lehman ha introducido técnicas espectrales en el campo de la música improvisada. El movimiento se ha ido ensanchando e influye en las más importantes tendencias contemporáneas de composición y en muchos de los compositores más jóvenes: Philippe Hurel, Philippe, por citar algunos.

El neotonalismo surge en la segunda mitad del siglo XX como reacción ante el atonalismo. Dentro de este género se engloban compositores que utilizan de nuevo la tonalidad después de que ésta fuese marginada en gran medida por las corrientes del género atonal contemporáneo. El neotonalismo es un movimiento muy amplio que unifica y mezcla estilos muy diferentes, entre los cuales se pueden citar como subgéneros de éste, el eclecticismo (o poliestilismo) y el neorromanticismo citados más arriba. Un mismo compositor neotonal puede contar dentro de su producción musical con obras neorrománticas, electrónicas o eclécticas. En este género también se emplean técnicas modernas como la electroacústica y aparecen influencias ajenas a la música clásica tradicional como pueden serlo el jazz, la música de cine, étnica, e incluso el propio atonalismo del siglo XX, confiriendo no sólo una gran riqueza a este tipo de composición sino una libertad de expresión que quedó truncada con la imposición de lo puramente atonal en la segunda mitad del siglo. Existen muchos compositores, quienes habiendo iniciado sus composiciones en el ámbito atonal, han regresado a esta forma, incluyendo elementos tradicionales que son de una mayor aceptación por el público. Baste como ejemplos de compositores actuales neotonales los citados más arriba: John Corigliano, John Rutter, y Astor Piazzolla..

La Nueva Simplicidad fue una tendencia estilística surgida entre algunos de los componentes de la generación más joven de compositores alemanes de comienzos de los años ochenta, y que supuso una reacción no solamente contra la vanguardia musical europea de los años cincuenta y sesenta, sino también contra la más amplia tendencia hacia la objetividad de comienzos de siglo.

En general, estos compositores propugnaron una inmediatez entre el impulso creativo y su resultado musical (en contraste con la elaborada planificación precompositiva característica del vanguardismo), con la intención de crear una comunicación más fácil con las audiencias. En algunos casos, ello significó una vuelta al lenguaje tonal del siglo XIX así como a las formas musicales (sinfonía, sonata) y a las combinaciones instrumentales (cuarteto de cuerda, trío con piano) tradicionales, que habían sido evitadas en su mayor parte por la vanguardia. Para otros compositores, significó trabajar con texturas más simples o el empleo de armonías triádicas en contextos no tonales. De entre los compositores identificados de una forma más cercana con este movimiento, solamente Wolfgang Rihm ha conseguido una reputación significativa fuera de Alemania.

Otros autores, de mayor edad y/o de otras nacionalidades, como Hans Abrahamsen, Alfred Janson, y Howard Skempton entre muchos,  han sido relacionados ocasionalmente con los “nuevos simplicistas”. Al menos dos autores han ido aún más lejos al asegurar que uno de los compositores vanguardistas contra el que se había rebelado más ostensiblemente la Nueva Simplicidad, Karlheinz Stockhausen, se habría anticipado a sus posiciones con la simplificación radical de su estilo que se produjo entre 1966 y 1974.

La improvisación libre es música improvisada sin reglas previas establecidas, secuencias de acordes o melodías previamente acordadas. A veces los músicos realizan un esfuerzo activo para evitar referenciar a géneros musicales reconocibles. El término es en alguna forma paradójico en tanto puede ser considerado como una técnica (empleada por cualquier músico que quiere olvidarse de géneros rígidos y formas) y como género reconocible en sí mismo. La improvisación libre, como estilo de música, se desarrolló en Europa y EE. UU. en la mitad y fines de los años sesenta en respuesta o inspirado por el movimiento del free jazz así como por la música clásica contemporánea. Entre los artistas más reconocidos dentro de este estilo están los saxofonistas Evan Parker y Peter Brötzmann, el guitarrista Derek Bailey, y el grupo improvisacional británico AMM.

La Nueva Complejidad es una corriente dentro del escenario contemporáneo surgida en los años ochenta en el Reino Unido que puede definir lo "complejo" como; "de múltiples capas de interacción de los procesos evolutivos que ocurren simultáneamente en todas las dimensiones del material musical". Es muy abstracta, disonante y atonal, caracterizada por el uso de técnicas que llevan hasta el límite las posibilidades de la escritura musical. Esto incluye el uso de técnicas extendidas, texturas complejas e inestables, microtonalidad, contorno melódico altamente discontinuo y complejos ritmos de capas, cambios bruscos en la textura, y así sucesivamente. También se caracteriza, a diferencia de la música de los serialistas inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, por la dependencia frecuente de sus compositores en concepciones poéticas, muy a menudo implicados en los títulos de las obras individuales y en los ciclos de trabajo de cada compositor.

Entre los compositores más importantes se encuentran Brian Ferneyhough, Michael Finnissy, Chris Dench, James Dillon, Roger Redgate y Richard Barrett.

El arte sonoro comprende un diverso grupo de prácticas artísticas que tienen como principal objetivo diferentes nociones del sonido, la escucha y la audición. Existen normalmente diferentes relaciones entre los ámbitos visual y auditivo del arte así como de la percepción por los artistas del sonido.

Como muchos géneros del arte contemporáneo, el arte sonoro es interdisciplinario por naturaleza, tomando formas híbridas. El arte sonoro se ocupa frecuentemente de aspectos como la acústica, la psicoacústica, la electrónica, el noise, los medios de audio y la tecnología (tanto analógica como digital), el sonido encontrado o ambiente, la exploración del cuerpo humano, la escultura, la película o el vídeo y un abanico de temas creciente.

Desde el punto de vista de la tradición occidental, los primeros ejemplos de este arte incluyen a Luigi Russolo y su Intonarumori, y los experimentos que a continuación realizaron los dadaistas, surrealistas y situacionistas. Dada la diversidad del arte sonoro, existe a menudo un debate sobre si el arte sonoro cae dentro y/o fuera tanto del arte visual como de la música experimental. El arte sonoro también está relacionado con el arte conceptual, el minimalismo, el spoken word, la poesía avant garde y el teatro experimental.

PHILIP GLASS


A través de sus óperas, sinfonías, sus composiciones para su propio conjunto, y sus amplias colaboraciones con artistas que van desde Twyla Tharp a Allen Ginsberg, Woody Allen a David Bowie, Philip Glass ha tenido un impacto extraordinario y sin precedentes en el musical e intelectual la vida de su época, sus asociaciones, personales y profesionales, con los principales artistas del rock, pop y música del mundo se remontan a la década de 1960, incluyendo el inicio de su relación de colaboración con el artista Robert Wilson. De hecho, Glass es el primer compositor en ganar simultáneamente una amplia audiencia, multi generacional tanto en la ópera, como en las sala de conciertos, el mundo de la danza, en el cine y en la música popular


Philip Morris Glass, nació en 1937, es nieto de inmigrantes judíos originarios de Lituania, se crió en Baltimore y de niño estudió flauta en el conservatorio Peabody. A los 15 años comenzó un curso acelerado en la Universidad de Chicago donde estudió matemáticas y filosofía. A los 19 años obtuvo su diploma y entró a la Juilliard School de Nueva York donde tuvo como profesor a Darius Milhaud y empezó a tocar casi exclusivamente el piano. Al verse satisfecho con gran parte de lo que entonces pasaba por la música moderna, se trasladó a Europa, donde estudió con el legendario pedagogo Nadia Boulanger (quien también enseñó Aaron Copland, Virgil Thomson y Quincy Jones), en el Conservatorio americano de Fontainebleau el análisis de composiciones de Johann Sebastian Bach (El clave bien temperado), Mozart (los conciertos para piano), a Wagner y Beethoven. Glass descubre asimismo el serialismo de Pierre Boulez, pero afirmó que no le produjo «ninguna emoción». Este periodo en París le sirvió para descubrir el teatro de Jean-Louis Barrault en el Odéon así como la Nouvelle Vague francesa y trabajó en estrecha

Tras estudiar con Nadia Boulanger y trabajar en estrecha colaboración con el virtuoso del sitar y compositor Ravi Shankar en Francia, Glass viajó en 1966 al norte de la India, principalmente por razones religiosas, donde entró en contacto con los refugiados tibetanos. Se hizo budista y conocería al Dalái Lama en 1972 así como al poeta Allen Ginsberg, quien es un gran defensor de la causa tibetana. Fue su trabajo con Ravi Shankar y su percepción del ritmo aditivo en la música india, lo que le condujo a su singular estilo. Cuando volvió a Nueva York en 1967, renunció a todas sus composiciones anteriores al estilo de Darius Milhaud y de Aaron Copland y empezó a escribir piezas austeras basadas en ritmos aditivos y con un sentido del tempo influenciado por Samuel Beckett, cuyo trabajo descubrió componiendo para obras de teatro experimentales

El poco aprecio que siente hacia los intérpretes y los espacios tradicionales lo llevan a formar su propio grupo musical, el Philip Glass Ensemble - siete músicos tocando los teclados y una variedad de instrumentos de viento, amplificados y alimentados a través de una mesa de mezclas- con el que empieza a tocar principalmente en galerías de arte y en otros ambientes de la cultura underground. Estos tiempos durísimos, que abarcaron casi la totalidad de la década de los 70, le obligaron a trabajar como taxista y reparador de electrodomésticos a la vez que componía e interpretaba.

El nuevo estilo musical que Glass estaba evolucionando, la música de esta primera época es extremadamente repetitiva, austera y complicada para el oyente, lo que le supuso una gran incomprensión por parte de la crítica y el público. El propio Glass comentaba que cuando alguien del público se quedaba hasta el final, le invitaban a cenar, finalmente fue bautizado como "minimalismo". Glass mismo nunca le gusta el término, y prefirió hablar de sí mismo como un compositor de "música con estructuras repetitivas." Gran parte de sus primeras obras se basó en la reiteración ampliada de breves fragmentos elegantes, melódicas que tejían dentro y fuera de un tapiz sonoro. O, para decirlo de otra manera, se sumerge un oyente en una especie de clima sonoro que giros, vueltas, rodea, desarrolla. Sólo empezó a ser reconocido a partir de su colaboración con el director escénico y renovador teatral, también minimalista, Robert Wilson (director), con quien realizó la ópera experimental Einstein on the Beach, un alegato antinuclear con libreto escrito por un psicótico donde cada elemento clásico del género operístico se ve renovado y alterado de modo consciente. Aun así, a pesar del relativo éxito de la obra, tiene que seguir trabajando como reparador durante un tiempo antes de poder dedicarse totalmente a la música.

La realización de nuevas óperas así como una dulcificación de su estilo a principios de los 80, más accesible para el gran público, hizo avanzar la fama de Glass, así como su relevancia dentro de la cultura musical alternativa. Los primeros escarceos con músicos pop (como Mike Oldfield en su trabajo Platinum, donde interpreta una pieza de Glass) contribuyeron a darle a conocer en círculos más amplios.

Es posible que la fama a nivel mundial y cierto estatus de genio le llegara a través de la película experimental Koyaanisqatsi, dirigida por Godfrey Reggio (1981-1982) y producida por Francis Ford Coppola. Algunas piezas que no se usaron en la película (como Facades) al final aparecieron en el álbum Glassworks (1982, CBS Records), que llevó la música de Glass a un público más amplio.

La "trilogía de retratos" se terminó con Akhnaten (1982–1983, estrenada en 1984), una composición vocal y orquestal cantada en acadio, hebreo bíblico y egipcio antiguo. Además, esta ópera presentaba a un actor recitando antiguos textos egipcios en el idioma del público. Glass colaboró de nuevo con Robert Wilson en otra ópera, the CIVIL warS (1983, estrenada en 1984), misma en la que también participa con su voz para la lectura de algunos textos Laurie Anderson  que también funcionó como la parte final ("la sección de Roma") de la obra épica de Wilson del mismo nombre, originalmente planeada para un "festival artístico internacional que acompañaría a los Juegos Olímpicos en Los Ángeles". (Glass también compuso una obra muy prestigiosa para coro y orquesta para la inauguración de los Juegos, The Olympian: Lighting of the Torch and Closing ). El estreno de The CIVIL warS en Los Ángeles nunca tuvo lugar y la ópera al final se estrenó en la Ópera de Roma. La ópera de Glass y Wilson incluye música puesta a textos latinos del dramaturgo del siglo I, Séneca y alusiones a música de Giuseppe Verdi y de la Guerra Civil Americana, presentando a figuras del siglo XIX Giuseppe Garibaldi y Robert E. Lee como personajes.

A pesar de su fama, su reconocimiento como compositor no es unánime; algunos melómanos e incluso varios compositores contemporáneos suyos tales como Ned Rorem o Milton Babbitt, cuestionan su obra por falta de rigurosidad y consideran su música empalagosa y superficial.

Otras obras vocales de los años ochenta fueron dos conjuntos de canciones, Three Songs for chorus (1984, sobre poemas de Leonard Cohen, Octavio Paz y Raymond Levesque), y un ciclo de canciones iniciado por CBS Masterworks Records: Songs from Liquid Days (1985), con textos de letristas como David Byrne y Paul Simon, en que el Cuarteto Kronos aparece con un papel destacado (como en Mishima). Glass también continuó con su serie de óperas con adaptaciones de textos literarios como The Juniper Tree (una ópera en colaboración con el compositor Robert Moran, 1984), La caída de la casa Usher de Edgar Allan Poe (1987), y también trabajó con la novelista Doris Lessing en la ópera The Making Of The Representative For Planet 8 (1985–86, e interpretada por la Houston Grand Opera y la Ópera Nacional Inglesa en 1988).

Durante el resto de los años 80 siguió produciendo música en solitario y con su grupo pero no escatimó en colaboraciones con otros músicos, tanto pop como minoritarios o de otras culturas, y en la realización de música de cine. Desde entonces y hasta la actualidad Glass ha orquestado algunas partes instrumentales de los discos de David Bowie Low y Heroes (Low Symphony y Heroes Symphony) así como muchas películas; el biopic dirigido por Errol Morris A Brief History of Time (basado en el libro divulgativo de física de Stephen Hawking); Mishima, de Paul Schrader o Kundun, de Martin Scorsese.

A finales de los años ochenta y principios de los noventa, los proyectos de Glass incluyeron dos encargos de ópera muy prestigiosos, basados en la vida de dos exploradores, Cristóbal Colón (The Voyage [1990], encargo de la Metropolitan Opera, con un libreto de David Henry Hwang), y Vasco da Gama (White Raven) [1991], una colaboración con Robert Wilson y compuesta para la inauguración de la Expo '98).

Ya en los años 90 Philip Glass adquirió fama universal. Su música durante todo este periodo se ha alejado cada vez más del minimalismo y de sus planteamientos personales iniciales para llegar a posturas más comerciales y llenas de clichés «glasianos», como sus característicos arpegios o transiciones tonales. Ya a inicios del siglo XXI su música ha continuado siendo motivo de admiración y crítica. Entre sus principales obras se encuentran su Séptima Sinfonía (Tolteca), inspirada en la música de los pueblos originarios de México; su Octava Sinfonía, llena de variaciones melódicas y armónicas; y la ópera sobre la Guerra Civil estadounidense Appomattox.

Fuentes:
deconceptos.com
wikipedia.org
buenastareas.com
Boris de Schloezer: Problemas de la música moderna.
philipglass.comp

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